Cuando el hambre azota

Desde que apareció el mal de las vacas locas en España, se cerraron la mayoría de muladares y se prohibio abandonar animales muertos en el campo. Además, obligaron a los ganaderos a contratar un seguro de recogida de cadáveres que, en la mayoría de los casos, fue un abuso. Dicha recogida de cadáveres quedó a cargo de una empresa, puesta a dedo por los políticos, que se ha estado lucrando por este hecho, y que además, no efectuaba su recogida como estaba acordado.
Otros afectados por esta enfermedad, fueron las aves necrófagas o aves carroñeras, que se alimentan de animales muertos y realizan, gratuitamente, la limpieza de cadáveres en el campo. Ahora mismo, buitres leonados (Gyps fulvus) y negros (Aegypius monachus), alimoches (Neophron percnopterus) o quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) deben efectuar largos desplazamientos para buscar su sustento. Una mañana de mayo me encontré en Cantalejo (Segovia) con esta escena, que comienza a ser habitual por la zona. Un grupo de buitres leonados estaba esperando a que el ganadero depositara en el contenedor una vaca que estaba muerta.

Buitres leonados (Gyps fulvus) posados en el tejado de una nave / Griffon Vulture sitting on the roof of a barn

Buitres leonados (Gyps fulvus) posados en el tejado de una nave / Griffon Vulture sitting on the roof of a barn

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